Comienza la temporada de playa, los días se alargan, suben las temperaturas y apetece realizar actividades al aire libre. Es hora de tomar precauciones para proteger tu piel y la de toda tu familia de posibles lesiones producidas por las radiaciones solares. En este artículo te recomendamos hábitos y productos que puedes usar para evitar que la piel se queme o se reseque por el sol, y para mantenerla bien hidratada.
CONSEJOS PARA PROTEGER TU PIEL DEL SOL
Con la llegada del buen tiempo pasamos más tiempo al aire libre. Vamos a la playa, hacemos excursiones, realizamos actividades deportivas al aire libre o simplemente paseamos largas horas bajo el sol.
La prolongada exposición al sol conlleva riesgos importantes que no debemos olvidar, como la aparición de melanomas, es decir, cáncer de piel. Y hay otros peligros como insolaciones, quemaduras severas, sarpullidos, calenturas en los labios o reacciones alérgicas, entre otros.
En el caso de los niños, aún debemos extremar más las precauciones, ya que su piel es muy sensible y requiere una protección especial. Te recomendamos que sigas algunas pautas clave para reducir al máximo posibles lesiones y para conseguir un bronceado perfecto sin dañar la piel.
Antes de tomar el sol, aplícate siempre crema de protección solar.
¡Olvídate de llegar a la playa y entonces sacar la crema para ponértela! Debes aplicarte la crema de protección solar en toda la piel al menos 30 minutos antes de la exposición al sol, ya que es el tiempo que tarda en absorberla. La piel tiene que estar bien seca antes de poner el protector solar y se debe repartir homogéneamente por todo el cuerpo para evitar manchas, sin olvidar las orejas, dedos de los pies o el cuello.
Recuerda que debes repetir la aplicación después del baño o tras una excesiva sudoración y renovar la crema cada dos horas en horas de mayor radiación solar o si la piel está muchas horas expuesta al sol.
Evitar una larga exposición al sol y proteger zonas del cuerpo más sensibles.
El mejor remedio para evitar riesgos y lesiones es evitar una prolongada exposición al sol. Las primeras exposiciones deben ser progresivas, preferiblemente con un máximo de media hora al día. Tampoco se recomienda pasar largos intervalos de tiempo bajo el sol aunque utilices algún producto de protección solar. Y es importante evitar especialmente las horas de mayor radiación solar, entre las 12 y las 16 horas.
Hay que ser especialmente cuidadoso con algunas zonas del cuerpo donde la piel es más sensible o están más expuestas al sol: la cara, el cuello, los labios, los ojos, la cabeza, el escote o las orejas. Usa sombreros, gafas de sol y protector labial para protegerlos.
Para proteger a los bebés del sol, expertos de la la Administración de Alimentos y Fármacos (FDA) de Estados Unidos aconsejan proteger de la luz solar directa a los niños menores de dos años, especialmente cuando los rayos ultavioleta (UV) son más intensos. También aconsejan evitar filtros o protectores solares químicos en menores de seis meses, ya que la piel de los bebés es mucho más delgada y absorbe mucho más rápido los compuestos químicos de los filtros solares, lo cual incrementa el riesgo de causar irritación, inflamación o reacciones alérgicas.
Hidratar bien el cuerpo y la piel, por dentro y por fuera
La hidratación es clave para evitar la sequedad y el envejecimiento de la piel, o lesiones más graves como insolaciones. Además, permanecer mucho tiempo en el agua del mar o de la piscina genera una pérdida importante de aceite natural de la piel. Se debe beber abundante agua u otros líquidos, consumir una cantidad adecuada de fruta fresca y verduras, y comer alimentos ricos en fibra y antioxidantes.Para ayudar a hidratar la piel ‘por fuera’, también se aconseja aplicar cremas solares, hidratantes o aftersun con sustancias regeneradoras, reparadoras y antioxidantes. En GU por ejemplo usamos sustancias naturales y ecológicas en nuestras cremas solares y aftersun.
Un consejo para que la crema humectante pueda penetrar mejor en la piel es usar una esponja exfoliante durante el baño al final del día para liberar células muertas de la piel. Esto también ayudará a evitar sarpullidos o erupciones ocasionados por un exceso de sudor que queda atrapado debajo de la piel tras realizar actividades o por el intenso calor.
Evitar el uso de productos que contengan alcohol o perfumes
Este consejo se aplica antes y después de tomar el sol, ya que pueden dar lugar a manchas oscuras en la piel o bien provocar irritaciones o reacciones alérgicas. Antes, en productos que usamos como colonias, desodorantes, maquillaje o cremas solares. Tampoco aplicar sprays o lociones anti mosquitos.
Tras la exposición al sol conviene tomar una ducha con agua tibia o fría y usar jabones, champús, desodorantes y cremas hidratantes que no tengan tensioactivos, alcohol, perfumes sintéticos, conservantes y productos tóxicos como los que evitamos en GU: parabenes, propylene glycol, nanopartículas, PEG, SLS o phenoxiethanol.
Recuerda que la piel de los niños es mucho más fina y sensible, de manera que aconsejamos usar productos especialmente diseñados para ellos y aumentar las precauciones en todos los sentidos.
CÓMO ELEGIR EL MEJOR PROTECTOR SOLAR PARA LA PIEL
Te damos algunas claves a tener en cuenta a la hora de escoger una crema solar adecuada y entender la información que aportan las etiquetas:
El Factor de Protector Solar o SPF
Un parámetro determinante a la hora de elegir un protector solar adecuado es el Factor de Protección Solar o SPF (siglas de Sun Protector Factor en inglés). El grado de SPF de las cremas solares es un número que indica el tiempo que el producto aumenta la eficacia y la capacidad de defensa de la piel frente a los rayos UVA.
Según la teoría de que la piel puede estar 10 minutos al sol sin enrojecerse, se multiplica el número de factor por 10 y esto nos da el tiempo de protección. Por ejemplo: un SPF15 son 150 minutos (dos horas y media), un SPF30 son cinco horas y un SPF50 son ocho horas.
Los dermatólogos aconsejan en general un bloqueador solar con etiqueta SPF30, que sea resistente al agua y al sudor. Pero recuerda que no puedes establecer una regla fija, porque dependerá de la pigmentación de tu piel, si te bañas, si sudoras mucho, de la agresividad de la radiación solar a la que te expones o incluso si al vestirte eliminas parte de la crema solar.
El fototipo de la persona
Para elegir el factor del protector adecuado, es importante tener en cuenta el fototipo de la persona según la pigmentación de la piel, los ojos, el cabello y la capacidad para broncearse. Esto determina la sensibilidad a la radiación ultravioleta. Los diferentes fototipos son:
Fototipo I: personas de pieles muy pálidas y sensibles, difícil de broncearse, que se queman tienden a sufrir reacciones alérgicas ante el sol.
Fototipo II: personas de piel blanca y sensible, de pelo y ojos claros, no suelen coger color moreno y también son sensibles a reacciones alérgicas por el sol.
Fototipo III: personas de piel de color intermedio, color y ojos de color castaño, capaces de broncearse.
Fototipo IV: personas de piel y ojos oscuros, se broncean fácilmente y con rapidez.
Fototipo V: personas de piel más oscuras que en el fototipo anterior.
Fototipo VI: pieles de personas negras.
De esta manera, las personas con Fototipo I, II y III, tendrán que protegerse con factores solares más altos y aplicarse crema más a menudo.
Protector solar de amplio espectro
Elige un protector solar con etiqueta de amplio espectro que proteja tu piel de dos tipos de rayos solares o rayos ultravioleta: los rayos UVA y los rayos UVB. Los rayos ultravioleta se clasifican de acuerdo a su longitud de onda, cuanto más corta es la onda, más intensa es la energía de los rayos solares.
Los rayos UVA tienen mayor longitud de onda y son los menos nocivos, pero pueden penetrar hasta capas ás profundas de la dermis, donde generan radicales libres que provocan alteraciones celulares y causan el envejecimiento prematuro de la piel (arrugas, manchas y falta de elasticidad).
Los rayos UVB, o rayos de onda media, son absorbidos en gran parte por la capa de ozono, pero un 10% consigue penetrar la atmósfera. Son más nocivos porque son más reflectantes y pueden quemar el tejido del cuerpo.
Ambos tipos de rayos ultavioleta son factores de riesgo para el desarrollo de melanomas malignos (cáncer de piel).
CREMAS SOLARES ECOLÓGICAS GU
En GU tenemos muy en cuenta estos criterios a la hora de elaborar nuestras cremas solares e hidratantes. Son de amplio espectro, no contienen perfumes químicos ni alcohol y están elaboradas con sustancias regeneradoras, reparadoras y antioxidantes. Estas son sus características:
Hidratación y protección celular contra los radicales libres gracias al aceite Bio Helichrysum.
Antioxidante: su alto contenido en flavonoides junto con el extracto de té verde, la vitamina E, la vitamina A y el jugo de Aloe Vera ecológica aportan propiedades antioxidantes.
Nutrición: la combinación de ingredientes como el aceite de argán ecológico, el aceite de cáñamo, el aceite de girasol y la semilla de uva ayuda a nutrir y proteger la piel contra la acción agresiva del sol y otros elementos.
Suavizante y calmante gracias al bisabolol, un principio activo del aceite esencial de la flor de manzanilla.
Además, están testadas dermatológicamente para las pieles más sensibles. Usamos ingredientes procedentes de la agricultura ecológica 100% veganos, y prescindimos de sustancias potencialmente peligrosas como los parabenes, propylene glycol, nanopartículas, PEG, SLS o el phenoxiethanol.
Te animamos a probar cremas solares ecológicas y naturales, ¡porque tu salud es lo primero!
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Comienza la temporada de playa, los días se alargan, suben las temperaturas y apetece realizar actividades al aire libre. Es hora de tomar precauciones para proteger tu piel y la de toda tu familia de posibles lesiones producidas por las radiaciones solares. En este artículo te recomendamos hábitos y productos que puedes usar para evitar que la piel se queme o se reseque por el sol, y para mantenerla bien hidratada.
CONSEJOS PARA PROTEGER TU PIEL DEL SOL
Con la llegada del buen tiempo pasamos más tiempo al aire libre. Vamos a la playa, hacemos excursiones, realizamos actividades deportivas al aire libre o simplemente paseamos largas horas bajo el sol.
La prolongada exposición al sol conlleva riesgos importantes que no debemos olvidar, como la aparición de melanomas, es decir, cáncer de piel. Y hay otros peligros como insolaciones, quemaduras severas, sarpullidos, calenturas en los labios o reacciones alérgicas, entre otros.
En el caso de los niños, aún debemos extremar más las precauciones, ya que su piel es muy sensible y requiere una protección especial. Te recomendamos que sigas algunas pautas clave para reducir al máximo posibles lesiones y para conseguir un bronceado perfecto sin dañar la piel.
Antes de tomar el sol, aplícate siempre crema de protección solar.
¡Olvídate de llegar a la playa y entonces sacar la crema para ponértela! Debes aplicarte la crema de protección solar en toda la piel al menos 30 minutos antes de la exposición al sol, ya que es el tiempo que tarda en absorberla. La piel tiene que estar bien seca antes de poner el protector solar y se debe repartir homogéneamente por todo el cuerpo para evitar manchas, sin olvidar las orejas, dedos de los pies o el cuello.
Recuerda que debes repetir la aplicación después del baño o tras una excesiva sudoración y renovar la crema cada dos horas en horas de mayor radiación solar o si la piel está muchas horas expuesta al sol.
Evitar una larga exposición al sol y proteger zonas del cuerpo más sensibles.
El mejor remedio para evitar riesgos y lesiones es evitar una prolongada exposición al sol. Las primeras exposiciones deben ser progresivas, preferiblemente con un máximo de media hora al día. Tampoco se recomienda pasar largos intervalos de tiempo bajo el sol aunque utilices algún producto de protección solar. Y es importante evitar especialmente las horas de mayor radiación solar, entre las 12 y las 16 horas.
Hay que ser especialmente cuidadoso con algunas zonas del cuerpo donde la piel es más sensible o están más expuestas al sol: la cara, el cuello, los labios, los ojos, la cabeza, el escote o las orejas. Usa sombreros, gafas de sol y protector labial para protegerlos.
Para proteger a los bebés del sol, expertos de la la Administración de Alimentos y Fármacos (FDA) de Estados Unidos aconsejan proteger de la luz solar directa a los niños menores de dos años, especialmente cuando los rayos ultavioleta (UV) son más intensos. También aconsejan evitar filtros o protectores solares químicos en menores de seis meses, ya que la piel de los bebés es mucho más delgada y absorbe mucho más rápido los compuestos químicos de los filtros solares, lo cual incrementa el riesgo de causar irritación, inflamación o reacciones alérgicas.
Hidratar bien el cuerpo y la piel, por dentro y por fuera
La hidratación es clave para evitar la sequedad y el envejecimiento de la piel, o lesiones más graves como insolaciones. Además, permanecer mucho tiempo en el agua del mar o de la piscina genera una pérdida importante de aceite natural de la piel. Se debe beber abundante agua u otros líquidos, consumir una cantidad adecuada de fruta fresca y verduras, y comer alimentos ricos en fibra y antioxidantes.Para ayudar a hidratar la piel ‘por fuera’, también se aconseja aplicar cremas solares, hidratantes o aftersun con sustancias regeneradoras, reparadoras y antioxidantes. En GU por ejemplo usamos sustancias naturales y ecológicas en nuestras cremas solares y aftersun.
Un consejo para que la crema humectante pueda penetrar mejor en la piel es usar una esponja exfoliante durante el baño al final del día para liberar células muertas de la piel. Esto también ayudará a evitar sarpullidos o erupciones ocasionados por un exceso de sudor que queda atrapado debajo de la piel tras realizar actividades o por el intenso calor.
Evitar el uso de productos que contengan alcohol o perfumes
Este consejo se aplica antes y después de tomar el sol, ya que pueden dar lugar a manchas oscuras en la piel o bien provocar irritaciones o reacciones alérgicas. Antes, en productos que usamos como colonias, desodorantes, maquillaje o cremas solares. Tampoco aplicar sprays o lociones anti mosquitos.
Tras la exposición al sol conviene tomar una ducha con agua tibia o fría y usar jabones, champús, desodorantes y cremas hidratantes que no tengan tensioactivos, alcohol, perfumes sintéticos, conservantes y productos tóxicos como los que evitamos en GU: parabenes, propylene glycol, nanopartículas, PEG, SLS o phenoxiethanol.
Recuerda que la piel de los niños es mucho más fina y sensible, de manera que aconsejamos usar productos especialmente diseñados para ellos y aumentar las precauciones en todos los sentidos.
CÓMO ELEGIR EL MEJOR PROTECTOR SOLAR PARA LA PIEL
Te damos algunas claves a tener en cuenta a la hora de escoger una crema solar adecuada y entender la información que aportan las etiquetas:
El Factor de Protector Solar o SPF
Un parámetro determinante a la hora de elegir un protector solar adecuado es el Factor de Protección Solar o SPF (siglas de Sun Protector Factor en inglés). El grado de SPF de las cremas solares es un número que indica el tiempo que el producto aumenta la eficacia y la capacidad de defensa de la piel frente a los rayos UVA.
Según la teoría de que la piel puede estar 10 minutos al sol sin enrojecerse, se multiplica el número de factor por 10 y esto nos da el tiempo de protección. Por ejemplo: un SPF15 son 150 minutos (dos horas y media), un SPF30 son cinco horas y un SPF50 son ocho horas.
Los dermatólogos aconsejan en general un bloqueador solar con etiqueta SPF30, que sea resistente al agua y al sudor. Pero recuerda que no puedes establecer una regla fija, porque dependerá de la pigmentación de tu piel, si te bañas, si sudoras mucho, de la agresividad de la radiación solar a la que te expones o incluso si al vestirte eliminas parte de la crema solar.
El fototipo de la persona
Para elegir el factor del protector adecuado, es importante tener en cuenta el fototipo de la persona según la pigmentación de la piel, los ojos, el cabello y la capacidad para broncearse. Esto determina la sensibilidad a la radiación ultravioleta. Los diferentes fototipos son:
Fototipo I: personas de pieles muy pálidas y sensibles, difícil de broncearse, que se queman tienden a sufrir reacciones alérgicas ante el sol.
Fototipo II: personas de piel blanca y sensible, de pelo y ojos claros, no suelen coger color moreno y también son sensibles a reacciones alérgicas por el sol.
Fototipo III: personas de piel de color intermedio, color y ojos de color castaño, capaces de broncearse.
Fototipo IV: personas de piel y ojos oscuros, se broncean fácilmente y con rapidez.
Fototipo V: personas de piel más oscuras que en el fototipo anterior.
Fototipo VI: pieles de personas negras.
De esta manera, las personas con Fototipo I, II y III, tendrán que protegerse con factores solares más altos y aplicarse crema más a menudo.
Protector solar de amplio espectro
Elige un protector solar con etiqueta de amplio espectro que proteja tu piel de dos tipos de rayos solares o rayos ultravioleta: los rayos UVA y los rayos UVB. Los rayos ultravioleta se clasifican de acuerdo a su longitud de onda, cuanto más corta es la onda, más intensa es la energía de los rayos solares.
Los rayos UVA tienen mayor longitud de onda y son los menos nocivos, pero pueden penetrar hasta capas ás profundas de la dermis, donde generan radicales libres que provocan alteraciones celulares y causan el envejecimiento prematuro de la piel (arrugas, manchas y falta de elasticidad).
Los rayos UVB, o rayos de onda media, son absorbidos en gran parte por la capa de ozono, pero un 10% consigue penetrar la atmósfera. Son más nocivos porque son más reflectantes y pueden quemar el tejido del cuerpo.
Ambos tipos de rayos ultavioleta son factores de riesgo para el desarrollo de melanomas malignos (cáncer de piel).
CREMAS SOLARES ECOLÓGICAS GU
En GU tenemos muy en cuenta estos criterios a la hora de elaborar nuestras cremas solares e hidratantes. Son de amplio espectro, no contienen perfumes químicos ni alcohol y están elaboradas con sustancias regeneradoras, reparadoras y antioxidantes. Estas son sus características:
Hidratación y protección celular contra los radicales libres gracias al aceite Bio Helichrysum.
Antioxidante: su alto contenido en flavonoides junto con el extracto de té verde, la vitamina E, la vitamina A y el jugo de Aloe Vera ecológica aportan propiedades antioxidantes.
Nutrición: la combinación de ingredientes como el aceite de argán ecológico, el aceite de cáñamo, el aceite de girasol y la semilla de uva ayuda a nutrir y proteger la piel contra la acción agresiva del sol y otros elementos.
Suavizante y calmante gracias al bisabolol, un principio activo del aceite esencial de la flor de manzanilla.
Además, están testadas dermatológicamente para las pieles más sensibles. Usamos ingredientes procedentes de la agricultura ecológica 100% veganos, y prescindimos de sustancias potencialmente peligrosas como los parabenes, propylene glycol, nanopartículas, PEG, SLS o el phenoxiethanol.
Te animamos a probar cremas solares ecológicas y naturales, ¡porque tu salud es lo primero!
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