La llegada del otoño siempre viene acompañada de temperaturas inciertas. No hace ni frío ni calor, así que ¿cómo vestimos a los niños? ¿Manga larga o manga corta con chaqueta? ¿Doy por finiquitado el uso de sandalias hasta el año que viene?
Y el problema se traslada hasta la hora de dormir. No hace suficiente frío para encender la calefacción, sin embargo por la noche refresca y no digamos cuando nuestros hijos duermen a pierna suelta con la espalda al aire. Si le pongo el nórdico se queja, pero con la sábana no parece suficiente…¡Y ya ha empezado con los mocos y la tos!
Ante esta avalancha de dudas, lo mejor es mantener una temperatura adecuada durante toda la noche en la habitación, de esta forma, potenciaremos el bienestar y la salud de nuestros hijos. Sea cual sea la estación del año, es importante tener en cuenta que el ambiente no debe ser seco sino un poco húmedo, esto se puede conseguir fácilmente con un humidificador. Lo más recomendable es que la humedad esté en torno a un 50% para evitar posibles congestiones. Lo ideal es encenderlo unas horas antes de acostarlos, así les facilitamos la respiración. Con todo ello, tenemos que intentar que la habitación esté a una temperatura de 18-20º.
En el caso de un bebé recién nacido es importante que esta temperatura se mantenga constante en este rango, ya que aún no tiene la capacidad de regular su temperatura corporal. ¡Y mucho cuidado con abrigarlos demasiado! Si nos pasamos, puede que pasen demasiado calor y suden. Entonces se destapan porque tienen calor y se quedan descubiertos con un pijama mojado. Y de ahí al costipado hay un paso.
nino_duerme.jpg
La llegada del otoño siempre viene acompañada de temperaturas inciertas. No hace ni frío ni calor, así que ¿cómo vestimos a los niños? ¿Manga larga o manga corta con chaqueta? ¿Doy por finiquitado el uso de sandalias hasta el año que viene?
Y el problema se traslada hasta la hora de dormir. No hace suficiente frío para encender la calefacción, sin embargo por la noche refresca y no digamos cuando nuestros hijos duermen a pierna suelta con la espalda al aire. Si le pongo el nórdico se queja, pero con la sábana no parece suficiente…¡Y ya ha empezado con los mocos y la tos!
Ante esta avalancha de dudas, lo mejor es mantener una temperatura adecuada durante toda la noche en la habitación, de esta forma, potenciaremos el bienestar y la salud de nuestros hijos. Sea cual sea la estación del año, es importante tener en cuenta que el ambiente no debe ser seco sino un poco húmedo, esto se puede conseguir fácilmente con un humidificador. Lo más recomendable es que la humedad esté en torno a un 50% para evitar posibles congestiones. Lo ideal es encenderlo unas horas antes de acostarlos, así les facilitamos la respiración. Con todo ello, tenemos que intentar que la habitación esté a una temperatura de 18-20º.
En el caso de un bebé recién nacido es importante que esta temperatura se mantenga constante en este rango, ya que aún no tiene la capacidad de regular su temperatura corporal. ¡Y mucho cuidado con abrigarlos demasiado! Si nos pasamos, puede que pasen demasiado calor y suden. Entonces se destapan porque tienen calor y se quedan descubiertos con un pijama mojado. Y de ahí al costipado hay un paso.